miércoles, 19 de mayo de 2010

La compañía telefónica de Alaska promete tentadoras promociones

Esta semana fue durísima
y otra vez estoy empezando a flaquear.
Las comunicaciones satelitales se desvanecen
bajo los copos de nieve gigantes
Las torres de telefonía móvil se desploman
como árboles que derriba el viento.
Estoy tratando de tipear correctamente estas palabras
pero mis aletas de pingüino resbalan en la numeración.
Todo es terrible.
Siempre se ha dicho que no se debe enviar
mensajes de texto en estado de ebriedad,
sucio y empetrolado,
pero sé que me va a llegar la hora
y nunca estaré listo para cantar la próxima canción.
Tengo todo el domingo para descansar
y el lunes, martes y miércoles para resucitar
entre los primeros destellos sobre el hielo de mi iglú
bajo el sol que se anuncia.
No me importaría morir en tu lugar
pero no quiero despertar mañana crucificado y triste.

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