viernes, 1 de febrero de 2013


Petrificado con mi carro en el supermercado.
No quiero nada pero necesito de todo.
Camino lentamente hacia la esquina de los cereales.
Sólo ahí me siento seguro.
Miro las cajas coloridas y fuertes.
Ellas representan la salud y la felicidad
Pequeñas cajas de autoayuda.
Todos esos personajes dibujados,
 los animales antropomorfos,
como líderes de una antigua dinastía zen.
Ellos poseen la verdad.
La esperanza es lo mejor que tenemos, nos dicen.
Las cosas buenas duran para siempre.
Nos pasamos los días planeando el futuro.
El futuro nos hace confundirnos, pienso
mientras soy escoltado hasta afuera de las instalaciones.
Los fantasmas beben cocacola.
No nos queda mucho tiempo.

1 comentario:

gnicolas dijo...

esto es hermosamente trágico, el lado b de la felicidad y del autoayuda, un cross a la mandíbula como le pedía Arlt a la literatura. ni Casas lo hubiera hecho mejor! fascinante, ojalá publiques esto pronto!